TEATRO ROMANO
Se construyó en el año 16 a. C., como obsequio de Marco Agripa, yerno de Octavio Augusto, a la ciudad.
Tenía una capacidad aproximada de 6000 espectadores
GRADERÍO
GRADERIO DEL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA, construido ENTRE LOS AÑOS 15 Y 16 AC.
Un vomitorio es un pasillo situado debajo o detrás de una grada de un anfiteatro o un estadio, a través del cual grandes multitudes pueden salir rápidamente al acabar el espectáculo. También pueden ser vías para los actores con las que pueden entrar o salir del escenario.
La Casa del Mitreo recibe este nombre porque algunos de los restos encontrados en este yacimiento tienen relación con el culto a Mitra, pero probablemente se trataba de una casa señorial que estaba situada fuera del recinto amurallado, cerca de la calzada por la que se accedía al Cardo Maximus.
Fue construida entre finales del siglo I y comienzos del siglo II. La estructura de la casa (con las estancias distribuidas en torno a tres patios) y su decoración hacen pensar que sus propietarios fueron personajes muy influyentes dentro de la sociedad de Augusta Emerita.
En el interior de la casa de Mitreo encontramos el
Mosaico Cosmológico
Entrada al anfiteatro
Su constricción data a principio del siglo I a.C.
TEMPLO DE DIANE
Contruido en el siglo I a.d.
PÓRTICO DEL FORO
Éste pórtico fue erigido hacia mediados del siglo I a imagen y semejanza del Foro de Augusto en Roma.
ACUEDUCTO DE LOS MILAGROS
Se construyó para abastecer a la ciudad de Augusta Emerita con las aguas procedentes del embalse de Proserpina.
ACUEDUCTO DE SAN LÁZARO
ARCO DE TRAJANO
Tiene 782 m. de largo y 60 arcos
LA ALCAZABA
La alcazaba fue construida por Abderramán II en el año 835 d. C. como bastión para controlar la ciudad, que desde el año 805 se había rebelado continuamente contra el dominio emiral. Ello la convierte en la fortificación musulmana más antigua que se conserva en la Península Ibérica.
CONVENTUAL SANTIAGUISTA.
Tras la reconquista de la ciudad en 1230, Mérida es puesta bajo la jurisdicción de la Orden de Santiago cuya casa prioral estaba en el convento de San Marcos, en León. A mediados del siglo XVI, los preceptos del Concilio de Trento mandan residir a los dirigentes eclesiásticos en territorios de su jurisdicción. Para acoger la residencia del priorato, en el espacio de la Alcazaba que ya ocupaba la Casa de la Encomienda, se construye el Conventual. Actualmente, este edificio, abierto a la Plaza del Rastro acoge la Presidencia de la Junta de Extremadura.
LOBA CAPITOLINA
Luperca es el nombre de la loba que según la mitología amamantó a Rómulo y Remo cuando estos fueron mandados matar por el rey Amulio. Actualmente la estatua dedicada a ella, llamada "la loba capitolina" (lupa capitolina en italiano), se conserva en los Museos Capitolinos en Roma. Se trata de una figura en bronce, de 75 centímetros de altura, y a la que posteriormente, se le añadieron las esculturas de los niños Rómulo y Remo amamantando, para representar la leyenda mitológica de la fundación de Roma (posiblemente en el siglo XV)
HORNITO DE SANTA EULALIA
El hornito es el hito religioso popular más destacado de la ciudad. Se trata de una capilla gótica que alberga una imagen de la Santa y rememora el horno donde ésta fue quemada durante su martirio. En el siglo XVII, la capilla se reforma y ornamenta con fragmentos aparecidos en la ciudad, correspondientes a un Templo dedicado al Dios Marte. Desde entonces adquiere una fisonomía plenamente barroca.
Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, gótico tardío extremeño
PLAZA DE ESPAÑA
Concatedral Metropolitana de Santa María la Mayor
Conventual de Santiago. Sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura
La Asamblea de Extremadura ocupa el edificio del antiguo Hospital de San Juan de Dios
PALACIO DE CONGRESOS Y EXPOSICIONES
El Puente Lusitania sobre el río Guadiana, diseñado por Santiago Calatrava y construido entre 1988 y 1992.
ESTACIÓN DE TREN
PALACIO DE LOS VERA MENDOZA
PALACIO DE LOS CORVOS
PALACIO DE LA CHINA
BIBLIOTECA MUNICIPAL JESUS DELGADO
EXTERIOR E INTERIOR DEL MUSEO DE ARTE ROMANO
Escudo de Mérida
En campo de gules, puerta romanbiertas, entre dos altas torres redondas, almenadas y con sendas ventanas arqueadas y abiertas; Tras las torres, asienta un arco coronado de siete almenas en forma de T. Sobre las puertas lleva, en dos líneas, las letras AUGUSTA EMERITA". Al timbre, corona Real abierta.
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La ciudad de Augusta Emerita, fue fundada por orden del emperador Octavio Augusto en el año 25 a. C., para acoger a los soldados de las guerras cántabras, veteranos de las legiones V Alaudae y X Gemina.
Desde el principio fue una ciudad amurallada, en la que tenían especial interés los edificios de espectáculos públicos, (Teatro, Anfiteatro y Circo), además de los Foros, templos, termas, embalses y demás edificaciones que se fueron integrando en la ciudad, con los edificios de viviendas y las plazas públicas. Especialmente relevante fue el puente romano sobre el Guadiana, uno de los más largos del imperio, que se convirtió en un importante nudo de comunicaciones acorde con el rango de la ciudad. La llegada de los visigodos continuó manteniendo su importancia y fue tras la presencia de los árabes cuando comienza el declive de la ciudad, quedando prácticamente relegada al ostracismo hasta el siglo XX. Desde 1993 Mérida ha recobrado su grandeza ya que en diciembre de ese mismo año fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo éste un reconocimiento de su proyección turística, uno de sus motores económicos.
Actualmente Mérida se ha convertido de nuevo en el centro económico y político, administrativo y cultural que fue en otra época, ya que desde 1983 es la sede la Capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Con una población censada en casi 60.000 habitantes, es una ciudad en crecimiento donde el visitante puede descubrir su legado histórico al mismo tiempo que disfrutar de sus costumbres, gastronomía, naturaleza y oferta cultural.
Mérida es hoy, ante todo, una ciudad administrativa que acoge en su seno los vestigios de un complejo entramado de ciudades que se han superpuesto sucesivamente desde la fundación de la Colonia Augusta Emerita en el año 25 antes de Cristo. Ha habido momentos, especialmente desde los siglos IV al VI, en los que fue Mérida la cabeza desde la que se pensó una nueva Hispania, sustancialmente cristiana pero que no renunciaba a su glorioso pasado pagano. La difícil síntesis encontró acomodo bajo la monarquía visigoda, concretamente bajo el patronazgo del arzobispado emeritense, el más importante de la antigüedad tardía y los comienzos de la Edad Media en la Península, ya que dependían de él doce obispados. Después, el nuevo emirato, para sobrevivir, hubo de apoyarse en grandes ciudades ya existentes, como Córdoba o la propia Mérida. Luego, el califato, redujo la influencia de la ciudad en favor de otra nueva, creada por los propios emeritenses: Batalhús, la actual Badajoz.
Tras su conquista por los leoneses en 1230, no le fue restituida la sede arzobispal y quedó relegada a mera cabeza de una provincia ligada a la Orden de Santiago. Paso obligado hacia Portugal de reyes y nobles, la villa permaneció en esa nómina de pueblos con papeles secundarios en el devenir del nuevo Reino de España. Esos mismos caminos que portaban noticias y riquezas también acarrearon las funestas consecuencias de crueles guerras mantenidas con Portugal o la Francia Napoleónica. Será un nuevo invento, la locomotora, el que, en pleno siglo XIX, invite a la ciudad a bailar, de nuevo, en el concierto de la historia española.
De la antigua colonia quedan vestigios de su bien trazado urbanismo: calles y calzadas, cloacas, diques, puentes, acueductos, presas, viviendas, necrópolis, foros con sus templos y colosales edificios para celebrar juegos escénicos o circenses. El Museo Nacional de Arte Romano nos acerca al devenir de aquella gran ciudad de la antigüedad.
De la ciudad paleocristiana y visigoda dedicada a Dios y a su Patrona, Eulalia, quedan cientos de las piezas que la decoraron (presentes en la Colección Visigoda del Convento de Santa Clara), junto a diversas ruinas destacando, de entre todas, las pertenecientes a la antigua basílica de “la Mártir”o el hospital del Arzobispo Mausona. Por otra parte, el singular complejo militar de la Alcazaba es una de las joyas de los albores de la presencia musulmana en la Península. La Reconquista no reconcilia a la ciudad con su pasado, aunque existan descollantes expresiones del románico, gótico y, sobre todo, del barroco. Hoy, la ciudad se nos presenta sin complejos, dejando en herencia edificios de singular arquitectura cuyos creadores han fundido sus prestigiosos apellidos al nuevo patrimonio que, para generaciones futuras, deja la Mérida del siglo XX.
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