sábado, 28 de octubre de 2023

Granadilla (Cáceres) Extremadura


Pese a ser uno de los municipios con más historia del país, fue habitado en el siglo IX por musulmanes, la creación de un embalse en sus inmediaciones hizo que el pueblo fuera expropiado en 1955 y que sus habitantes tuvieran que abandonar sus casas.
No obstante, el enclave es un lugar fantástico. A orillas del embalse de Gabriel y Galán podemos observar todavía hoy un castillo del siglo XV. Además, si deseamos visitar el municipio, este cuenta con fechas y horarios cerrados para poder pasar unas horas recorriendo sus calles, que fueron rehabilitadas en los años 80 y declaradas Conjunto Histórico Artístico.

Con sus fachadas impolutas, las plantas en algunos de sus balcones, y la cuidada vegetación de sus jardines.
Pero, lo cierto es que los vecinos no se han ido: los echaron. Y, de momento, no pueden volver.
En 1955, durante la dictadura franquista, el Consejo de Ministros del caudillo decretó la expropiación del municipio de Granadilla, incluido su casco urbano. La razón es que Franco había retomado las obras del embalse de Gabriel y Galán, ideadas durante la dictadura de Primo de Rivera, y los territorios de los alrededores de Granadilla comenzaron a inundarse.

“Fue un cúmulo de despropósitos. En un principio no se pensaba desalojar el pueblo, pero lo hicieron tan mal que se fueron inundando terrenos y algunos quedaron sumergidos. Ahí empieza el drama que termina con el desalojo”, explica Sebastián Caballero, historiador nacido en Abadía (Cáceres) y autor de Granadilla al hilo de la historia.
El ingeniero encargado de la obra, D. Juan Bonilla, decidió ampliar la cota del embalse, los habitantes de Granadilla se encontraron aislados con los alrededores inundados, y sin agua potable. Se vieron obligados a marcharse.
El desalojo duró hasta 1965, y dicen que con los últimos se oía a los guardias civiles gritar “Ni una silla debe quedar”. Por suerte, el núcleo urbano de Granadilla nunca llegó a inundarse, aunque sus habitantes no pudieron regresar y ese mismo año Franco disolvió el municipio.
Para realojar a los habitantes de Granadilla, según Caballero: “Se construyeron algunos pueblos como Alagón del Río (conocido entonces como Alagón del Caudillo). El desalojo fue improvisado, por lo que se hizo en condiciones precarias y muchas familias se vieron obligadas a compartir casa”.

En un principio se había acordado que se daría una vivienda y una parcela a cada familia. Sin embargo, las primeras casas no empezaron a entregarse hasta 1960. Durante un largo tiempo, muchos tuvieron que instalarse en barracones. El suministro eléctrico no llegó hasta 1964 y el agua corriente no se instaló hasta 1969.
En Alagón del Río, los habitantes de Granadilla también estaban incomunicados. Durante los primeros años los accesos por carretera eran complicados. Perdieron la mayor parte de sus antiguas parcelas de cultivo y, para acceder a las nuevas que se dispusieron en el municipio de Galisteo, tenían que coger una barca y después continuar el camino a pie.
La antigua Granadilla pasó a pertenecer a la Confederación Hidrográfica del Tajo (ICO). “La política del régimen era desalojar y hacer una repoblación de pino en los alrededores. En vez de hacerlo con gente local, trajeron a gente de Pedroche, en Córdoba. Los alojaron en las casas vacías y ahí empezaron a deteriorarse”, dice Caballero.

Hasta 1955, Granadilla era un importante núcleo urbano. Era la capital de Tierras de Granadilla y el municipio abarcaba hasta 50 aldeas. Su población era de unos 1.200 habitantes y había casi 300 hogares, según el INE.
Históricamente, esta villa medieval también gozó de prosperidad gracias a su ubicación junto a la Vía de la Plata. Fue fundada en el siglo IX por los musulmanes, quienes levantaron su alcazaba. Hasta tres siglos más tarde, que fue conquistada por los cristianos bajo el reinado de Fernando II de León, quien levantó sus murallas.“No es cierto que lo Reyes Católicos le hayan cambiado el nombre para no confundirla con Granada”
Granadilla también fue conocida por el nombre de Granada. “No es cierto que lo Reyes Católicos le hayan cambiado el nombre para no confundirla con Granada”, explica Caballero. “El pueblo tiene forma de granada y en sus alrededores hay campos de granadas. En los textos se usa indistintamente”.
Su rico patrimonio se ha ido recuperando durante los últimos años. En 1980, tras ser declarado Conjunto Histórico Artístico, se comenzaron las obras de rehabilitación de la villa. Primero se reformó su castillo, ya que era uno de los inmuebles más deteriorados. Después las murallas y, por último, el pueblo; gracias a ser una de tres villas elegidas para el Programa de Reconstrucción de Pueblos Abandonados. Este 2020 el programa va por su quinta edición.

Hoy, el pueblo de Granadilla está adscrito al municipio de Zarza de Granadilla. Es una de las joyas medievales más desconocidas de Cáceres y se puede visitar dentro de unos horarios.
Sus alrededores también gozan de gran atractivo. El embalse de Gabriel y Galán –llamado así por el poeta salmantino– es ideal para el avistamiento de aves. En él habitan numerosas especies como la cigüeña blanca (en ocasiones también se ha visto alguna negra), buitres leonados, águilas, gavilanes, etc.
El cineasta español Pedro Almodóvar se enamoró del entorno y, en 1990, rodó en él el final de la película ¡Átame!
Los antiguos habitantes de Granadilla suelen visitar el pueblo dos veces al año: el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos; y el 15 de agosto, fiesta de la Asunción. Durante las fiestas se instalan mercadillos con productos locales.

A día de hoy, ninguno de ellos, ni sus hijos o nietos, han podido trasladarse a Granadilla. “La Asociación Hijos de Granadilla intentó que los familiares recuperasen las casas, aunque aún no lo han conseguido”

FUENTE:

https://www.escapadarural.com/blog/pueblos-abandonados-en-espana/

viernes, 6 de octubre de 2023

Trujillo (Cáceres) Extremadura


Trujillo es un municipio español de la provincia de Cáceres, en la comunidad autónoma de Extremadura. Ocupa una extensión de 649,53 km² en la que se incluyen los núcleos de población de Belén, Huertas de Ánimas, Huertas de la Magdalena y Pago de San Clemente además de fincas y dehesas que rodean la ciudad. Con 8695 habitantes en 2022, es la sexta localidad más poblada de la provincia. Trujillo es la capital de la mancomunidad Comarca de Trujillo y del partido judicial de Trujillo. Está comunicado con Badajoz y Madrid por la Autovía A-5, con Cáceres por la Autovía A-58 y con Plasencia por la EX-208 que, a su vez, atraviesa el parque nacional de Monfragüe.

Trujillo ha recorrido todas las etapas de la Historia, desde poblado romano a ciudad medieval, lo que le ha servido para obtener los títulos de Ciudad Muy Noble, Muy Leal, Insigne y Muy Heroica. Desde 1528 fue la capital de la provincia de Trujillo, integrada como partido de la provincia de Salamanca en 1591, hasta la creación de la provincia de Extremadura en 1653. En la localidad nacieron, entre otros, Francisco Pizarro, conquistador del Perú, cuya escultura ecuestre se levanta en la Plaza Mayor, y Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas.

Su importancia histórica, su situación, su entorno natural y su gastronomía han hecho de Trujillo un importante centro turístico de Extremadura. De sus monumentos, algunos de ellos protegidos, destacan el castillo (antiguo alcázar árabe), la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XIII) y los palacios de la Plaza Mayor. Además, en Trujillo se celebran dos fiestas de interés turístico regional, el Chíviri y la Semana Santa Trujillana,​ y otros eventos como la Feria Nacional del Queso y la Feria Agroganadera.


Fachada de la iglesia de Huertas de Ánimas


Palacio de Juan Pizarro de Orellana.

Construido sobre un edificio militar propiedad de los Vargas, era también una casa defensiva con dos torres.
En el siglo XVI Juan Pizarro de Orellana, un primo de Francisco Pizarro a su regreso del Perú compró la Casa-Fuerte a Diego de Vargas y realizó la transformación de un edificio de carácter militar. Ya en esa época no tenía sentido la función defensiva de estas casas fuertes después de la estancia de Isabel la Católica en Trujillo que mandó desmochar todas las torres de las casas fuertes, y Juan Pizarro Orellana convierte lo que antes era una casa-fortaleza en un palacio renacentista señorial, como ha ocurrido con tantos otros edificios medievales de Trujillo.
Desde los años 50 está dedicado a la enseñanza. Es la Casa Madre del Colegio del Sagrado Corazón. De la época cuando se restauró para vivir la comunidad de religiosas y tener el noviciado e internado, data el último piso que es un añadido de este siglo. Se puede visitar su bello patio plateresco. Las monjas seguro que no ponen reparo alguno en enseñarlo e incluso en dar alguna que otra explicación.


Estatua de Pizarro (Plaza Mayor)










Escudo de Trujillo (Cáceres).svg
Escudo deTrujillo

De plata, una muralla de gules, mazonada de sable y acostada de dos torres de lo mismo, aclaradas de campo. Surmontada de un brochante de oro cargado con la figura de la Virgen María, de plata con manto de azur y el Niño Jesús, de plata. Al timbre, Corona Real abierta. 
Prehistoria y Edad Antigua
En la ciudad se conservan restos prehistóricos y prerromanos, tales como puntas de flecha magdalenienses, perforadores, hachas pulimentadas y pinturas esquemáticas. En los alrededores del río Almonte y de sus afluentes se establecieron castros defensivos que funcionaban como fortalezas naturales. El hecho de asentarse el lugar sobre un batolito de granito, que alberga un abundante material de construcción y grandes cantidades de agua, favoreció el poblamiento temprano del lugar.

En tiempos de los romanos, el lugar fue conocido como Turgalium​ y llegó a ser una prefectura estipendiaria de la capital lusitana, Augusta Emerita, en la calzada que unía esta ciudad con Caesaraugusta. Tanto en Trujillo como en municipios vecinos se conservan numerosos restos romanos.
Edad Media
Posteriormente fue poblada por pueblos bárbaros (principalmente visigodos) aunque la mayoría de la población siguió siendo hispanorromana. Más tarde llegaron los musulmanes, pasando a ser una de las principales poblaciones de la región de influencia gobernada desde Badajoz (que llegó incluso a formar uno de los reinos de taifas). La Reconquista hizo de Trujillo un lugar estratégico para los dos bandos enfrentados, pues ya en la época califal se construyeron la fortaleza, los aljibes y parte de la muralla. Trujillo, llamada por los musulmanes Turyila, Taryalah o Turyaluh, fue una importante medina que pertenecía a la cora de Mérida y que funcionaba como lugar defensivo y centro de comercio.
Castillo de Trujillo, construido en el S- IX

En 1165 la ciudad pasó a estar controlada brevemente por el caballero portugués Gerardo Sempavor, si bien en el año 1167 la perdió a manos del rey Fernando II de León, que integró Trujillo en el Reino de León hasta el año 1173, en que los musulmanes retomaron el control de la localidad tras una nueva ofensiva.

Por otro lado, cabe apuntar que la tenencia leonesa de Trujillo se hizo en forma de señorío semi-independiente a cargo de Fernando Rodríguez de Castro, a quien Fernando II le cedió el control y defensa de la localidad, que estuvo en manos de este miembro de la Casa de Castro hasta la ofensiva musulmana de 1173.​ Este señorío abarcaba un territorio que se extendía entre los ríos Tajo y Guadiana, y entre otras localidades, comprendía las de Montánchez, Santa Cruz de la Sierra y Monfragüe.
En todo caso, el Imperio almohade retomó el control sobre Trujillo en el año 1196, reteniendo los musulmanes la localidad hasta el año 1233, cuando un ejército formado por fuerzas de las Órdenes Militares y del obispo de Plasencia tomó la ciudad de Trujillo tras varios meses de sitio iniciados en 1232.​ En este asedio, el rey andalusí Abu Abdellah ibn Hud acudió a la petición de socorro de los sitiados, pero se retiró sin hostigar a los sitiadores, ante la dificultad táctica de deshacer dicho cerco. Así, el 25 de enero de 1233,​ un grupo de soldados encabezados por el mozárabe Fernán Ruiz Altamirano,​ con la participación de las Órdenes Militares de Alcántara, Santiago y el Temple, reconquistaron definitivamente la villa, que pasó con ello a formar parte de la corona castellano-leonesa con Fernando III.
Al margen de los hechos históricos propiamente dichos, cuenta la leyenda que la Virgen de la Victoria se apareció a los soldados cristianos en el Arco del Triunfo antes de que consiguieran reconquistar la ciudad, venciendo a los árabes que había en ella, anticipándoles el resultado de la batalla.
Tras su definitiva conquista cristiana, Trujillo recibió un fuero propio, concedido por el rey Alfonso X el Sabio, el 26 de julio de 1256,​ otorgándosele el control sobre un amplio alfoz que limitaba con los de Plasencia, Cáceres y Medellín, con las órdenes militares de Santiago y Alcántara y con las tierras de Talavera de la Reina y Toledo. En lo que concierne a este alfoz, Trujillo ejerció un férreo señorío jurisdiccional sobre sus aldeas, que eran 22 en 1485, año en el que ya se habían separado de Trujillo las tierras del monasterio de Guadalupe y villas como Cabañas del Castillo u Orellana la Vieja.
Posteriormente, en el año 1430, el rey Juan II de Castilla le concedió a Trujillo el título de ciudad. Por otro lado, aunque desde 1232 era una villa de realengo (lo cual suponía una dependencia directa de la Corona), la ciudad sufrió algunos breves intentos de señorialización, como la concesión a Álvaro de Zúñiga y Guzmán en 1469 y la concesión a Juan Pacheco en 1474. En 1465, el rey Enrique IV de Castilla concedió a la ciudad un mercado franco.20​ Cabe reseñar, asimismo, que tuvo importancia su barrio judío ubicado ya fuera de los potentes muros medievales. Trujillo, con el crecimiento de la población, poco a poco se fue extendiendo fuera del recinto amurallado. Uno de los lugares principales que se formaron fue la actual Plaza Mayor que, después de la vuelta de algunos de los numerosos hombres que marcharon a América, fue engalanada por majestuosos palacios.
Tras la conquista musulmana de Trujillo del año 1173, en el año 1186 Pedro Fernández de Castro (hijo del mencionado Fernando Rodríguez de Castro) retomó el control cristiano sobre la ciudad, volviendo a tomar para los Castro el señorío sobre la Tierra de Trujillo que Fernando II de León había donado a su padre, fallecido en 1185. No obstante, tras declararse Pedro Fernández de Castro vasallo del rey Alfonso VIII de Castilla, este cederá el control de la Tierra de Trujillo a las Órdenes Militares de Santiago y San Julián de Pereiro, con el objetivo de que estas poblasen el territorio comprendido entre los ríos Tajo y Guadiana.​ Por su parte, un año después, en 1187, Fernández de Castro consignaba en su testamento que, en caso de que falleciese sin dejar descendencia, todos sus castillos situados en la Extremadura leonesa pasarían a ser de la Orden de Santiago, si bien insertando la condición in ipso pacto quod habeo cum domino rege Aldefonso, la cual implicaba que los castillos no podrían usarse ni por leoneses ni por castellanos para atacar al rey de Castilla.​
Edad Moderna
El siglo XVI fue una época muy importante para Trujillo. La población de la ciudad aumentó considerablemente, teniendo ya más de 5000 habitantes en las primeras décadas del siglo y aumentando aún más posteriormente. A pesar de ello, el Descubrimiento de América provocó una gran emigración de familias de trujillanos al continente recién descubierto. De Trujillo salieron importantes conquistadores y exploradores, como Francisco Pizarro, Diego García de Paredes o Francisco de Orellana.​ De América volvieron a Trujillo un gran número de indianos, que con el dinero que obtuvieron construyeron destacadas casas y palacios que hoy son una importante atracción turística y llegaron a comprar cargos concejiles. El dinero indiano también permitió construir capillas y hospitales. Durante la guerra de las Comunidades de Castilla se mantuvo leal a Carlos I.  Los virreyes castellanos únicamente se inquietaron ante la actitud del alcalde de la fortaleza, que parecía dispuesto a entregarla a los comuneros. Tras la batalla de Tordesillas, sin embargo, reflexionó en su posición y a partir de allí la ciudad escapó, pues, a la influencia de los rebeldes. Durante la guerra de las Comunidades de Castilla se mantuvo leal a Carlos I.​ Los virreyes castellanos únicamente se inquietaron ante la actitud del alcalde de la fortaleza, que parecía dispuesto a entregarla a los comuneros. Tras la batalla de Tordesillas, sin embargo, reflexionó en su posición y a partir de allí la ciudad escapó, pues, a la influencia de los rebeldes.
Desde 1528, Trujillo fue capital de provincia, contando según el Censo de Pecheros de Carlos I, con 48789 vecinos pecheros (el 6,75 % de la población de la Corona de Castilla).​ En 1591, el Censo de los Millones, reconoce la provincia de Trujillo como una de las provincias de España, a la que pertenecían un gran número de localidades de la actual Extremadura.​ Esta provincia no contaba con derecho a voto en las Cortes de Castilla, dependiendo a nivel administrativo de la de Salamanca.​
En 1531 el concejo acordó construir una capilla en el castillo para venerar en ella a la imagen de la Virgen con el niño realizada por Diego Durán. El culto a la Virgen con el Niño se había iniciado en la parroquia de Santa María, bajo la advocación del Misterio de la Asunción. Fue la imagen de mayor devoción en Trujillo, hasta la construcción de esta.
Por otro lado y pese al aumento de la capacidad económica de algunos trujillanos, la economía de la ciudad se vio deteriorada como consecuencia de las ventas por parte de la Corona de algunos lugares que hasta entonces habían pertenecido a su alfoz. En 1538, Cañamero y Berzocana compraron su independencia. Garciaz hizo lo mismo en 1564, luego de que varios trujillanos compraran un gran lote de lugares del alfoz. En el siglo XVII fueron enajenados otros siete lugares.​
En 1653 la ciudad se alió con Plasencia y otras localidades para la compra de un voto conjunto en las Cortes de Castilla y así recuperar poder administrativo.​
En el siglo xvii y principios del siglo XVIII, la pérdida de su patrimonio, agravada por la crisis económica y por conflictos como la guerra de Restauración portuguesa y la guerra de Sucesión Española, provocó un descenso de la población que hizo que en el siglo XVIII se convirtiera en una ciudad semidesértica y llena de edificios ruinosos.

Edad Contemporánea
Siglo XIX
A partir de 1800, Trujillo fue perdiendo la importancia que había tenido en el pasado.​ Los estragos causados durante la guerra de la Independencia Española, durante la cual Trujillo fue invadido, destruido y ocupado varias veces por las tropas napoleónicas, y la pérdida de población fueron catalizadores de este declive.​ No en vano, la reconstrucción de los daños que los invasores causaron en la ciudad se alargó hasta bien entrado el sigloXX.
En mayo de 1808, al inicio de la guerra de la Independencia Española, el alcalde mayor de Trujillo, Antonio Martín Rivas, fue una de las primeras autoridades que respondieron al llamamiento de los alcaldes de Móstoles. Organizó alistamientos de voluntarios, con víveres y armas, y movilizó tropas para acudir al auxilio de la Corte.
En 1822 se produjo la división definitiva de la provincia de Trujillo en las de Cáceres y Badajoz y Trujillo se constituyó en municipio constitucional perteneciente en la división territorial de 1833 a la nueva provincia de Cáceres, en la región de Extremadura.​ En el censo de 1842 contaba con 110 hogares y 6026 vecinos.​
En 1846 se produjo el primer intento de hacer que el ferrocarril pasara por Trujillo, cuando se creó la "Compañía Camino de Hierro Central de España", cuyo objetivo era unir por tren Madrid con Portugal. El proyecto de esta compañía de unir Toledo y Mérida pasando por Trujillo fracasó por su inconcreción y falta de apoyo económico. Posteriormente se hicieron otros estudios, también sin resultado como el proyecto que realizó en 1853 el ingeniero francés Vissocqse.​ En 1858 se autorizó al marqués de la Conquista para efectuar estudios de un ferrocarril que uniera Trujillo con la línea que va de Alcázar de San Juan a Portugal.​ En 1887, casi treinta años más tarde, se autorizó a Agrimiro Blay para realizar un estudio para unir Logrosán y Cáceres pasando por Trujillo.​ Este último proyecto parecía al principio exitoso, pues en 1890 se sancionó una ley que permitía la construcción de esta línea, con un ramal que iría a Montánchez, aunque tampoco se llevó a cabo.​
En los años 80 el espacio urbanístico creció, con paseos y rondas de nueva creación. Además se crearon en esa década varias instituciones como el Asilo de Ancianos, situado en el Palacio de los Duques de Noblejas, el Colegio Preparatorio Militar para el ingreso en las academias militares, que fue inaugurado en 1888 y el Colegio de las Carmelitas de la Caridad, fundado por María de la Paz Orellana. En 1898 se trasladó el Ayuntamiento, desde la antigua Casa Consistorial hasta la Casa de Comedias, que es su ubicación actual. En 1899 se estableció el suministro canalizado de agua potable.​
Siglo XX
En los primeros años del siglo xx se siguió intentando que el ferrocarril llegara a la ciudad. Se hicieron proyectos para unir Trujillo con Cáceres, Logrosán y Miajadas.​ En 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera, el Gobierno proyectó una línea que uniría Cáceres con Ciudad Real pasando por Trujillo y Herrera del Duque. El 18 de abril se realizó en Trujillo una asamblea en la cual representantes de varios municipios de las provincias de Cáceres, Badajoz y Ciudad Real determinaron que era necesaria la construcción de una línea de Cáceres a Ciudad Real, pero que dicha línea debía pasar por Almadén.​ Pese a la gran cantidad de proyectos, finalmente Trujillo no consiguió tener ferrocarril, aunque a principios de siglo XXI sigue habiendo propuestas para construirlo.​
Durante el siglo xx, la ciudad pasó a ser un centro comarcal de servicios y se desarrolló el turismo en la ciudad.